Escrito por Camilo Tamayo Calle – Director de Cooperación e Internacionalización de la Gobernación de Antioquia
El mundo está experimentando transformaciones y desafíos globales que exigen respuestas más ágiles, innovadoras y arraigadas en los territorios. En este nuevo escenario, las dinámicas de la cooperación internacional también evolucionan. Ya no se trata únicamente de transferir recursos, sino de cocrear conocimiento, fortalecer capacidades locales y construir soluciones desde la base.
Históricamente, Colombia ha sido un receptor importante de cooperación internacional. Entre 2018 y 2024, el país captó un total de USD 7.543 millones de dólares. Sin embargo, una mirada detallada a la tendencia anual revela una realidad crítica: tras un pico en 2018 (USD 1.690 M), los recursos han mostrado una caída constante y pronunciada, culminando en una estimación de apenas USD 393 millones para 2024, de esta cifra aproximadamente el 50% provenía de USAID. Este año 2025 inició además con la suspensión, posterior eliminación de USAID y la definitiva reducción de recursos de cooperación para Colombia de parte de los EE.UU. Esta drástica reducción con una disminución anual promedio sostenida no es un dato aislado, es el síntoma de una crisis global de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD); el mensaje que nos envían estas cifras es claro e imperativo: la dependencia de la cooperación tradicional ya no es una estrategia viable.
Ante este panorama, el camino hacia la sostenibilidad y el impacto real ya no se construye solo gestionando recursos externos, sino fortaleciendo alianzas sólidas con el tejido social de Antioquia: nuestras ONG y fundaciones sin ánimo de lucro. Estas organizaciones son el presente y el futuro de la cooperación, son ellas las que tienen el conocimiento territorial y la capacidad de adaptación que los nuevos tiempos exigen. Nuestro rol, desde la Gobernación de Antioquia, debe ser el de facilitadores, aprendiendo de modelos de operación ágiles, profesionalizando sus capacidades de gestión y ayudándolas a diseñar estrategias de financiación mixta que les permitan mantenerse vigentes a largo plazo.
La cooperación del futuro es colaborativa y glocal. Para acceder a los fondos internacionales que aún están disponibles, especialmente de fuentes privadas como las de Estados Unidos, la preparación es clave; muchos donantes exigen a sus contrapartes tener estatus de organización 501(c)(3) del IRS, que les permite recibir donaciones deducibles de impuestos en ese país. Este no es sólo un trámite administrativo; es una puerta de entrada a un ecosistema de financiación masivo y resiliente.
Desde la Dirección de Cooperación e Internacionalización, estamos comprometidos a articular esfuerzos para guiarlas en este proceso, porque su fortalecimiento es el fortalecimiento de todo Antioquia.