El futuro del financiamiento social: adaptarnos para sobrevivir y crecer

Por: Carolina Franco Bánó, profesional senior de conocimiento e innovación de la Agencia de Cooperación e Inversión de Medellín y el Área Metropolitana – ACI Medellín.

 La incertidumbre y el cambio son las únicas constantes en la vida. Desde la pandemia, las organizaciones sociales hemos enfrentado desafíos complejos que han puesto a prueba nuestra sostenibilidad e incluso nuestra salud mental. Sin embargo, más allá del temor que esto pueda generar, es momento de actuar con confianza y convicción. Nuestro trabajo es más necesario que nunca, y con estrategias adecuadas podemos garantizar la continuidad de nuestras misiones en beneficio de quienes más lo necesitan.

Pero estas estrategias debe partir de una visión realista: el mundo está cambiando y con él, la arquitectura del sistema internacional y los modelos de financiamiento de las causas sociales. Nos encontramos en un punto de inflexión en el que dos grandes tendencias marcarán el futuro:

  1. La transición a modelos de negocio sostenibles para causas que lo permitan; y en el que las organizaciones con capacidad para generar ingresos propios deberán evolucionar hacia modelos híbridos que combinen impacto social con sostenibilidad financiera.
  2. El surgimiento de nuevas formas de financiación colectiva: Para aquellas causas que no pueden sustentarse con modelos de negocio (como el cuidado de niños, ancianos o la protección del medio ambiente) y en el que la sociedad deberá asumir un rol más activo en su financiamiento, sin depender exclusivamente de los Estados o de grandes filántropos.

No podemos limitar la cooperación a un concepto instrumental para obtener recursos; debemos vivirla con autenticidad, entendiendo que el poder reside en la unión de esfuerzos.

En este proceso de reajuste del contrato social global, la clave será fortalecer las redes de solidaridad y colaboración. No podemos limitar la cooperación a un concepto instrumental para obtener recursos; debemos vivirla con autenticidad, entendiendo que el poder reside en la unión de esfuerzos. Esto implica repensar modelos de intervención que han perdido efectividad, fomentar la solidaridad local educando a una ciudadanía más comprometida con la donación y fortalecer organismos como nuestra FAONG para incrementar su incidencia.

Los cambios también traen oportunidades. La historia nos ha demostrado que las organizaciones que han sabido adaptarse en momentos de adversidad no solo han sobrevivido, sino que han emergido fortalecidas. Esta vez no será la excepción. El reto está en nuestra capacidad de transformación y en la construcción de un futuro más justo y sostenible para todos.

 

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